¿Un taquito?
Cuando el escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia se propuso describir el taco, así lo hizo:
Quiero inventar algo que al mismo tiempo sea plato, cuchara, servilletas y mantel - ha de haberse dicho el inventor en el origen del proceso --, que no sea necesario lavar y que sin embargo dé a quien lo está usando la seguridad de que lo que va a ponerse en la boca no ha pasado nunca antes por otros labios. Algo que se consuma al usarse, de tal manera que al terminar el banquete, sin necesidad de que nadie recoja nada, no quede en las mesas rastro de que ahí se ha probado un bocado.
Y el maestro no se equivocaba. El "taquito" es uno de los iconos más representativos de nuestra cultura gastronómica. No requiere más que una tortilla y un poquito de imaginación: desde un guisado complejo como el mole o el adobo con carne, hasta ingredientes más simples como los frijoles, los nopales, un trozo de queso, o hasta unas simples y llanas pizcas de sal.
Nadie sabe el origen de la palabra "taco". Algunas teorías, basadas en los relatos de Bernardino de Sahagún, indican que pudo haber derivado de los distintos tipos de tortillas que se utilizaban en Mesoamérica: "ueitlaxcalli" (que eran blancas, grandes y muy delgadas), "quauhtaqualli" (grande, gruesas y ásperas), y "tlaxcalpocholi" (las tortillas pardas), convirtiéndose después en taqualli o tlaco, y finalmente en "taco".
El punto, más allá del origen de la palabra, es que el taco ha trascendido sus propias fronteras. Asihablamoswey preparó un reportaje sobre un ejemplo de ello: una taquería mexicana en Madrid que no solamente comparte sabores, sino también un compendio de palabras nuevas para los comensales no-mexicanos.
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Y échense un taco de ojo con una cumbia muy ad hoc en la voz de la mexicana Lila Downs.
Escuchar rola en: ¡CÁNTALE!
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